domingo, 29 de noviembre de 2009

TOME CONTROL DE SU IRA

SALUD MENTALTome control de su ira
Li Misol - 11/16/2009





LO IDEAL ES TOMAR LA ENERGÍA QUE SE DESPRENDE DE ELLA Y USARLA COMO IMPULSO POSITIVO



La ira externa o explosiva es la más negativa.



Deportes. Practicar algún deporte, aunque sea como aficionado, es de gran ayuda para canalizar la ira y el enojo.



Haga un cambio en la filosofía de vida, no se crea perfecto ni piense que las rabietas modificarán la conducta de nadie.


Santo Domingo.- Esa emoción fuerte que se desata cuando nos sentimos física o simbólicamente atacados o amenazados en forma injusta es la ira. Cuando se experimenta genera por algunos minutos una ráfaga repentina e intermitente de energía luego de la cual el cuerpo se prepara para atacar o huir. Todos la hemos sentido y en ocasiones hasta nos hemos dejado arrastrar por el torbellino que estalla en el enojo.
La psicóloga Ana Mirtha Vargas advierte que la ira es una emoción que produce hostilidad contra los demás o contra uno mismo. De ahí se desprende que, aunque es una consecuencia natural, se manifieste de forma negativa a través del atropello, mal genio, impaciencia, agresión verbal o física, se exhibe además indignación, irritabilidad y críticas hacia el ofensor, además, “frecuentemente afloran sentimientos de venganza o rencor”.
Por dentro o por fuera
Un enojo fuerte puede suscitar conductas constructivas, es, por ende, “una emoción negativa que también puede utilizarse de forma positiva”, dice Vargas y añade que se conocen dos formas de ira, que son la interna y la externa.
Cuando nos incomodamos fuertemente por alguna razón y reprimimos ese sentimiento, cohibiéndonos de expresar las emociones que nos lo causaron, explotando abiertamente en distintas formas de agresividad o enfado, estamos viviendo la ira interna o implosiva, la cual, según Vargas, es muy difícil de observar.
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CÓMO CANALIZAR LOS MOMENTOS DE ENOJO
La ira externa o explosiva es la más negativa, porque es aquella que al ser percibida es exhibida de inmediato en forma espontánea y hay dos formas de exteriorizar este sentimiento.
A saber, por medio de una agresión verbal con expresiones amenazantes, infligiendo daño físico o de otro tipo o la mejor: “De una forma asertiva, buena y válida, socialmente aceptable”, dice Vargas.
La meta es poder canalizar nuestros momentos de enojo de la mejor manera, sin afectar a los demás y siendo conscientes de que, si nos salimos de control, podemos arrepentirnos luego. La psicóloga Ana Mirtha Vargas explica que lo ideal es que la persona logre manejar la energía que se desprende de la ira para usarla como un impulso positivo.
La actividad física apacigua el enojo
Si bien es cierto que la ira es una reacción normal cuando una persona se siente amenazada, desafiada o en desacuerdo con acontecimientos cotidianos, no manejarla adecuadamente puede tener sus consecuencias serias. La psicóloga Ana Mirtha Vargas afirma que las repercusiones de enojarse sin control pueden verse a nivel físico y emocional.
“Desde el punto de vista físico puede provocar algunas enfermedades cardiovasculares, el cuerpo se altera, se eleva el ritmo cardiaco, la tensión sanguínea aumenta, la respiración se acelera, y pueden aparecer trastornos del sueño, de la alimentación y de otras necesidades corporales”, comenta la entendida.
La respuesta adecuada en una persona sería lograr manejar esa energía que se desata de forma que pueda ser utilizada como un impulso positivo, para moverse de forma productiva y hallar una solución al conflicto que la provoca. De lo contrario, el rumiar permanente del hecho que causó el enojo junto a las críticas y agravios al ofensor, los planes de venganza e impulsividad pueden desencadenar situaciones fuera de control.
Libérese
Enfadarse seriamente y no actuar de modo adecuado, perder los estribos, dejarse llevar por el “pique” y ser impulsivos puede ocasionar pérdidas de amistades, proyectos, trabajos, familia y parejas, pues una persona iracunda es excluida casi enseguida de los grupos que frecuenta. No vale la pena. Según Vargas, canalizar la ira positivamente es fácil con ejercicios como correr, nadar o golpear un almohadón.
“Todo eso nos ayuda a estar más sanos mental y físicamente”, afirma Vargas y para colmo, ¡se baja de peso! Vale la pena intentarlo. Si es una persona tendente a estallar ante un desacuerdo o una situación de conflicto, acuda al gimnasio, salga a la calle y trate de calmarse o comience a practicar algún deporte.
Además, son útiles las técnicas de relajación, de respiración y la meditación oriental. “Puede añadir pilates o yoga”, aconseja la psicóloga.
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MÁS AYUDA PARA TOMAR EL CONTROL
Si no hay una respuesta favorable de la persona que intenta controlar sus episodios de ira, o si sus comportamientos se han salido de lo normal, es preciso consultar un terapeuta de la conducta, no dudar nunca en buscar ayuda profesional “pues de esta manera tiene una orientación adecuada de cómo manejar la situación”.
Vargas comenta que aunque cualquier persona puede manifestar la ira de modo intenso, hay enfermedades psicológicas que tienen como síntoma este sentimiento. Una de ellas es el síndrome del estrés y también algunos trastornos de la personalidad, estados neuróticos y otras enfermedades. “No menos importante es el trastorno explosivo intermitente (TEI), que se caracteriza por arranques agresivos”.